El Malbec, la uva más plantada en toda Argentina, fue introducida a este paí­s a mediados del siglo XIX por el agrónomo francés Michel Pouget, e inmediatamente ganó popularidad.

El Malbec, la uva más plantada en toda Argentina, fue introducida a este paí­s a mediados del siglo XIX por el agrónomo francés Michel Pouget, e inmediatamente ganó popularidad.

Es una variedad que necesita condiciones climáticas especí­ficas, como el clima soleado y una amplia gama de temperaturas entre el dí­a y la noche, esto con el fin de que pueda expresar su máximo potencial, .

Las singulares condiciones macro y micro climáticas de la zona de Mendoza combinadas con prácticas vití­colas tradicionales, han permitido a las viñas sobrevivir sin riesgo de filoxera. El resultado final de la variedad en Argentina es muy diferente de su homónimo francés. El Malbec del Cono Sur se caracteriza por producir vinos de un intenso color púrpura-violeta, suaves, dulces y de taninos envolventes.

De acuerdo a las zonas de origen mendocinas, la fruta se expresa distinto. Si proviene de Valle de Uco, normalmente posee carácter floral; y en Lujan de Cuyo muestra intensos sabores frutados. Joven o con envejecimiento esta cepa ha logrado posicionarse como la insignia de la nación celeste.

¿Cómo mejorar la calidad del vino?

Después de quince años de trabajo dedicado a la uva Malbec en Mendoza, Altos Las Hormigas se empezó a preocuparse por la evolución de la región, y a través de investigaciones con el denominado Proyecto Terroir, basado en la clasificación de la tierra de acuerdo al suelo y al clima pudieron encontrar la mejor expresión de la fruta.

Muchos viñedos parecí­an tener todas las caracterí­sticas perfectas: el clima, la altitud, la edad, pero no pudieron entregar el vino que el equipo de Altos Las Hormigas buscaba. Finalmente con el pasar del tiempo y las exhaustivas investigaciones encontraron el punto ideal para sembrar la uva, factor que le dio un valor agregado al producto.