Restaurante de la semana: Clos, para los amantes del vino

En la bogotana zona G se encuentra Clos, un restaurante con una propuesta diseñada alrededor del vino. Se trata de un Wine Bar que abrió sus puertas en el mes de diciembre. Allí, las personas pueden pedir una botella completa del vino que elijan dentro de las 400 etiquetas que se ofrecen en la carta, o pueden probar tan solo una copa. Esto último, gracias a una tecnología utilizada por Clos para conservar sus vinos: máquina dispensadora de vino que le permite al cliente escoger entre 53 referencias, pagando sólo una copa.

Esta máquina, de origen italiano, permite ajustar la medida del vino. El cliente puede servirse un cuarto de copa, media copa o una completa. Así mismo, este sistema mantiene los vinos en una temperatura adecuada, para que no se alteren sus características organolépticas. Además, las etiquetas se rotan cada 45 días, por lo cual las personas que visitan Clos cuentan con una oferta diferente, en cada periodo.

Juan Antonio Zuleta, uno de los creadores de Clos, explicó que la propuesta nace de un grupo de personas interesadas en el tema del vino, y que consideraron que Bogotá ya estaba madura para la apertura de un lugar como éste. Esto, sumado a la creciente oferta de etiquetas de diferentes partes del mundo, incentivó la realización de este concepto, donde el vino es el protagonista.

Por otra parte, la carta de Clos contiene una variedad de platos para acompañar el vino como entradas frías y calientes, además de platos fuertes y postres. A la vez, la carta ofrece propuestas de maridaje, como una forma de asesorar a las personas sobre el tipo y la medida de vino que se adecúa a cada plato.

Toda la carta de comidas fue desarrollada de la mano de Ignacio Cajiao y de Carlos Andrés Días, el chef encargado de preparar los platos de Clos. Adicionalmente, para la selección de las 400 etiquetas de vino y la realización de las propuestas de maridaje, se contó con la asesoría de Alejandra Naranjo, una de las sommelieres más importantes del país.

La decoración y la música de Clos van acorde con el concepto sobrio, íntimo y seductor que despierta el vino. Por ello, se perfila como un lugar de encuentro, donde el usuario puede degustar una copa de vino, acompañado, por ejemplo de una tabla de quesos y jamones.